Opciones:
1- Videncia natural (9 cerebros: 1 general+8 de los tentáculos )
2- Influencia humana
3- Actos repetitivos
4- Profecia autocumplida
Partamos de la premisa que la adivinación no deja de pertenecer al universo del azar. De esta manera obtenemos que existe un 50% de probabilidades que acierte el equipo que vencerá. Descartemos el argumento que habla de los ocho cerebros por tentáculo. En primer lugar, porque las funciones de estos atienden a la supervivencia: cacería, desplazamiento y defensa entre otros.
Considerando además que quien "predice" no es un humano, se descartan emociones o preferencias que pueden influir en la elección. Y dadas las circunstancias, el pulpo Paul resulta ser lo suficientemente imparcial para dar un resultado azaraso para un deporte azaroso. Me pueden decir que el humano influye de alguna manera, pero si lo hace, será con sus propias preferencias y el resultado no dejará de tener la mitad de probabilidades de acertar, incrementado por el sentido de "conocimiento" sobre los rivales.
Los estímulos del animal pueden ser: colores, brillos, diferencias mínimas entre las comidas que se le propone en cada urna, en fin , infinidades de características imperceptibles a simple vista.
Se dijo en un principio que Paul opta siempre por el equipo visitante, o sea la urna de la derecha. Esto queda descartado con el partido contra Inglaterra que optó por Alemania jugando de local (urna izquierda). Entonces la única premisa que se sostiene es la de la PROFESIA AUTOCUMPLIDA.
En este sentido, cuando una persona cree en lo que establece un oráculo, ya sea a nivel conciente o inconciente, se predispone a que aquello suceda. Cuando se trata sólo de individuos, únicos, independientes, las respuestas pueden ser DOS: aceptar la predicción o demostrar que es errónea.
Ahora bien, cuando se trata de un conjunto de personas, que deben interactuar para lograr un objetivo conjunto, la respuesta es dispar y por ende no tan simple de contradecir.
El equipo alemán jugó confiado cuando el "oráculo"decía que ganarían, pero fue otro el ánimo y la manera de jugar cuando los daban por perdedores. En estos casos los intentos individuales de nada sirven; les aseguro que más de una vez pasó por la cabeza de los jugadores alemanes que la frase: "el pulpo dijo..."
Marcos Carubin