
Hace 514 años y la historia no dice la verdad. Aún sigue teñida por los vencedores, pero el alma de millones de humanos reclaman por una luz. Fue el mayor de los genocidios de la historia lo que algunos aún festejan: desde la ignorancia, desde el atropello, desde la búsqueda del poder, desde la estrechez de mente. Al día Hoy, lo que queda de los pueblos autóctonos luchan por su lugar en el mundo. No aceptan la libertad de educación que significa desculturización: desde las creencias religiosas y desde la concepción del mundo. El capitalismo y el comunismo difieren en la manera de repartir "la torta" y los pueblos aborígenes no quieren la torta, no de esa manera: ¿Como una persona puede ser dueña de una montaña o dueña de un río?
Por la convivencia y el respeto de las diferentes culturas. Recordemos el 11 de octubre como el "Último día de las Américas libres"